L a mayoría de nosotros ha visto alguna vez pinturas de ángeles con aspecto de seres humanos bellos, con alas y vestidos holgados. Normalmente los representamos con halos y auras de luz blanca que rodean sus cabezas. Siempre los ángeles nos son descritos de la misma manera, pero a veces se nos aparecen como luces blancas deslumbrantes, casi cegadoras. ¿Cómo llegaron los pintores y escribas de antaño a la conclusión de que los ángeles están provistos de alas y auras?. Los primeros libros del Antiguo Testamento no los describían de esta forma, sino como gente corriente vestida con pieles de cabra (simbolizando la pureza, la luz y la santidad) o como jóvenes sin alas. Las alas y auras aparecieron en el arte cristiano en los tiempos del emperador romano Constantino (312 d.C.), quien se convirtió al cristianismo después de haber visto una cruz en el cielo antes de una importante batalla. Anteriormente los panteones griegos incluían dioses alados, tales como Hermes