T odos anhelamos la tranquilidad. Pero tan pronto como tenemos tiempo para descansar, sentimos que la tranquilidad no surge automáticamente. Por el contrario, la tranquilidad exterior nos deja interiormente intranquilos. Entonces surgen muchos pensamientos que, en otro caso, reprimimos. Entonces nos acordamos de la compañera de trabajo que nos ha amargado la vida. El jefe aparece en nuestra imaginación como alguien que nos quiere cortar las alas a cada momento. La decepción se extiende sobre toda la vida que no hemos vivido. Los sentimientos de culpa corroe en nuestra paz interior. Nos ponemos a pensar, y los pensamientos no nos dejan en paz. Entonces necesitamos al Ángel de la Tranquilidad para que nos deje descansar. Él nos proporciona la sensación que ahora no necesitamos resolver, los muchos problemas que nos ocupan. Permanece junto a nosotros cuando nos atormentamos con sentimientos de culpa. Nos dice: "Ya está bien así. Estoy contigo. A pesar de todas tus faltas,